Algo es tridimensional si tiene tres dimensiones; por ejemplo,
ancho, largo y profundidad. El espacio a nuestro alrededor es
tridimensional a simple vista, pero en realidad hay más dimensiones, así
que también puede ser considerado (el espacio donde nos movemos) un
espacio tetra-dimensional si incluimos el tiempo como otra dimensión.
La realidad tiene tres dimensiones, alto, ancho y profundo, pero un
cuadro sólo dos, lo alto y lo ancho. Este es el principal problema de
todo pintor: ¿ cómo conseguir dar la ilusión de profundidad en un
cuadro?. La respuesta es mediante el engaño a nuestro sentido de la
vista. Nuestros ojos no son infalibles, más bien es fácil distraerlos y
hacerles ver efectos engañosos.
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